La Estación Espacial Internacional (ISS) se mantendrá operativa hasta el año 2030, permitiendo la realización de numerosos experimentos. Sin embargo, la NASA ya ha comenzado a planificar su retiro definitivo y ha encargado a SpaceX, la empresa espacial de Elon Musk, la construcción de un vehículo especializado que llevará a cabo esta misión.
SpaceX deberá desarrollar un “remolcador espacial” que empuje la ISS fuera de su órbita, permitiendo su caída controlada sobre la Tierra. Al reingresar en la atmósfera, la estación se quemará y sus restos se hundirán en el océano Pacífico. Este proceso es común en la exploración espacial para deshacerse de basura espacial como satélites y naves fuera de servicio. Recientemente, la NASA enfrentó una demanda por un fragmento de basura espacial de la ISS que impactó una casa en Florida.
El contrato con SpaceX tiene un valor de 843 millones de dólares, destinados únicamente al desarrollo del remolcador, excluyendo los costos de lanzamiento. La NASA solicitó un presupuesto de casi mil millones de dólares en 2023 para esta misión.
Los restos de la ISS caerán en la zona más deshabitada del Pacífico Sur, conocida como SPOUA, cerca de Punto Nemo. Este punto es el destino final para muchos desechos espaciales controlados, ya que es el lugar más alejado de cualquier costa. Incluso los astronautas a bordo de la ISS, a 360 kilómetros sobre el mar, están más cerca de este punto que cualquier otro humano en el planeta.
El remolcador espacial de SpaceX garantizará que la ISS caiga de manera controlada. Estos remolcadores han sido utilizados en décadas recientes para impulsar y recolocar naves en el espacio. Aún no se conocen las especificaciones del remolcador que SpaceX desarrollará para esta tarea.
La fecha límite para el retiro de la ISS es 2030, aunque esta podría variar dependiendo de la disponibilidad de nuevas estaciones espaciales privadas que puedan recibir trip
