Si piensas en Guadalajara, es inevitable que te vengan a la mente las icónicas tortas ahogadas. Este platillo típico de la región es famoso por su sabor único, mezcla de carnitas jugosas dentro de un birote crujiente, completamente cubierto por una salsa de jitomate o chile de árbol. La torta ahogada es una verdadera joya de la gastronomía tapatía, ideal para los amantes de la comida con un toque picoso.
A continuación, te enseñaremos cómo preparar unas auténticas tortas ahogadas desde casa, con ingredientes accesibles y un proceso sencillo que te permitirá disfrutar de este clásico de Guadalajara sin tener que viajar hasta allá.
Ingredientes para las tortas ahogadas
Para las tortas:
- 4 birotes (el pan típico tapatío, si no lo consigues, puedes usar bolillo o baguette)
- 500 g de carnitas de cerdo
- 1 cebolla morada encurtida
- Limones (opcional para acompañar)
Para la salsa de jitomate:
- 4 jitomates grandes y maduros
- 1 diente de ajo
- ½ cebolla blanca
- Sal al gusto
Para la salsa de chile (opcional para los más valientes):
- 6 chiles de árbol secos
- 1 diente de ajo
- ½ cucharadita de vinagre blanco
- Agua y sal al gusto
1. Prepara las carnitas
Las carnitas son el corazón de las tortas ahogadas. Si tienes la posibilidad, lo ideal es comprar carnitas ya hechas en tu carnicería local. Sin embargo, si prefieres hacerlas en casa, aquí tienes una receta sencilla:
- Cocina un trozo de pierna o lomo de cerdo en su propia grasa (o aceite) a fuego lento hasta que esté dorado y crujiente por fuera, pero jugoso por dentro. Agrega sal al gusto y corta en trozos pequeños para rellenar las tortas.
2. Haz la salsa de jitomate
- Asa los jitomates, el ajo y la cebolla en un sartén hasta que estén ligeramente quemados.
- Licúa todos los ingredientes asados con un poco de agua y sal hasta obtener una salsa suave. Si prefieres una salsa más espesa, agrega menos agua.
- Cuela la salsa para eliminar restos de cáscaras o semillas, y reserva.
3. Prepara la salsa de chile de árbol (opcional)
- Remoja los chiles de árbol en agua caliente durante unos 10 minutos para suavizarlos.
- Licúa los chiles junto con el ajo, el vinagre, agua y sal. Esta salsa es bastante picante, así que úsala con moderación.
- Reserva la salsa de chile para los comensales que quieran un toque extra de picante en su torta.
4. Arma las tortas
- Corta los birotes por la mitad y rellénalos generosamente con carnitas.
- Coloca las tortas en platos hondos, listos para ser bañados con la salsa.
5. Baña las tortas (¡ahógalas!)
- Vierte la salsa de jitomate sobre las tortas, asegurándote de que queden completamente cubiertas. Dependiendo de tu gusto, puedes ahogar ligeramente la torta o sumergirla completamente en salsa.
- Para aquellos que buscan más picante, agrega una o dos cucharadas de la salsa de chile de árbol sobre la torta.
6. Acompaña con encurtidos
- Decora la torta con cebolla morada encurtida y exprime un poco de limón para darle un toque fresco y ácido. Los rábanos y el aguacate también son buenas opciones para acompañar este platillo.
Consejos para una auténtica experiencia tapatía
- El birote es clave: El pan especial que se utiliza en Guadalajara, conocido como birote, es más denso y ligeramente ácido que otros tipos de pan. Si no puedes conseguir birote, opta por un bolillo o una baguette que sea crujiente por fuera y suave por dentro.
- Ajusta el nivel de picante: Las tortas ahogadas pueden ser bastante picantes, dependiendo de la cantidad de salsa de chile de árbol que uses. Si no te gusta mucho el picante, puedes omitir esta salsa o servirla aparte para que cada persona la agregue a su gusto.
- El encurtido de cebolla morada es esencial: Para hacer encurtidos caseros, corta cebolla morada en rodajas finas y sumérgelas en una mezcla de vinagre blanco, agua y sal durante al menos 30 minutos. Esto le da a las tortas un sabor fresco y ácido que contrasta perfectamente con la salsa.
La historia detrás de las tortas ahogadas
Se dice que las tortas ahogadas fueron inventadas en Guadalajara a principios del siglo XX. Según la leyenda, un trabajador de la ciudad preparó una torta con carnitas y, accidentalmente, la dejó caer en una olla de salsa. A pesar del accidente, decidió probarla y descubrió que el resultado era delicioso. Desde entonces, las tortas ahogadas han sido un platillo insignia de la ciudad.
Este platillo es sinónimo de la cultura tapatía y se disfruta tanto en fiestas como en días cotidianos. Cada bocado es una explosión de sabores que mezcla la frescura del encurtido, la contundencia de las carnitas y el toque picante de las salsas. ¡Una verdadera experiencia para el paladar!