La selección mexicana nuevamente da un espectáculo ante su afición, aunque esta vez contra Venezuela. Después de casi 10 años de no participar en la Copa América, México tiene la oportunidad de jugar el torneo, con buenos jugadores, pero sin idea de juego, con un director técnico que nuevamente es un títere del marketing y los directivos.
No debería ser sorprendente este resultado después de ver el partido anterior jugado contra Jamaica, en donde una selección con un nivel futbolístico menor, hace un buen encuentro y en ocasiones se muestra superior, causando preocupaciones. Esta vez el combinado mexicano, con algunos cambios, demostró que no hay juego en equipo y que las individualidades resultan ser más importantes para cada uno de los jugadores.
Venezuela no fue superior en todos los 96 minutos que se jugaron en el encuentro; México comenzó siendo muy frenético, sin embargo, sin definir las jugadas en gol, situación con la que entregaron el partido, aún teniendo una oportunidad de oro con el penalti errado por Orbelín Pineda.
Con respecto al penal provocado por Quiñones, Venezuela creaba una jugada de peligro, aunque no por parte de Aramburu, quien entraba en el área, ya que no contaba con ángulo de tiro, es decir, la falta realizada por el ex delantero del América se veía innecesaria al no haber amenaza directa venezolana.
Un nuevo episodio gris de la selección azteca, de esos a lo que ya la afición está cada vez más acostumbrada y que los decepcionan menos; a falta del partido contra Ecuador, esta Copa América no será un fracaso para México, sino que será un torneo más en el que participó sin ser la revelación.
Análisis: Oscar Orozco
Amante de los amaneceres y las hojas en blanco.
Creador de contenido, locutor, aficionado a la fotografía y los medios audiovisuales.
Degustador de manjares, catador de aguas frescas, apasionado del vino y de las experiencias que impliquen compartir el espacio y una buena platica alrededor de una mesa.